La penúltima canción del tranquilo y exquisito álbum 'folklore' de Taylor Swift se llama 'Peace'. Una vez vengativa Swift, una vez a merced de sus amantes ir y venir, finalmente ha encontrado la paz. La paz se puede usar para describir todo sobre el folklore, desde la atmósfera sonora que crea, hasta el período creativo en el que la escribió, hasta el capullo de anhelo fuera de lugar y la limpieza mental autorreflexiva que te obliga a entrar en cuarentena.
Que la naturaleza vertiginosa de nuestras vidas finalmente se ha desvanecido en favor de algo mucho más deliberado ha dado lugar 'folklore', un álbum que favorece la autorrealización: la tan esperada segunda oportunidad que nos damos mientras hacemos las paces con lo que es y permite que salga algo bello. La cuarentena se ha convertido en un momento de artesanía, aislamiento, autorreflexión, anhelo y realización. Y se ha convertido en todas estas cosas a la vez para Swift, cuyo octavo álbum, bastante delicado, se unió por un capricho en la agonía del aislamiento.
Una adición afortunada al catálogo de Swift, uno nacido solo de la incertidumbre frágil de nuestra era actual, es francamente un milagro que este álbum haya llegado a buen término. Si el mundo nunca se hubiera puesto patas arriba hace tres meses, si aún hubiéramos estado viviendo nuestras vidas de alta velocidad, Lover seguiría siendo el último álbum en honrar su discografía, la dulce y pegajosa fragancia de 'ME! (ft. Brendan Urie) 'todavía persistente en el aire de verano.
Pero 'folklore', el grandioso comienzo musical de Taylor en los locos años 20 (que han comenzado, según todos los demás, terriblemente) ha hecho mucho para que el impacto de una tumultuosa nueva década sea un poco más suave. Un álbum sereno e invernal lanzado justo a mediados del verano, folklore es 'Red' pero más suave, 'Reputation' pero más perspicaz, 'Speak Now' pero más líricamente complejo. Reverbera con la energía de una ex estrella del pop que finalmente navega por la producción sin aferrarse a un golpe, y nos obliga a reducir la velocidad y evaluar dónde estamos ahora en el amor y la vida.
El diablo está en los detalles: folklore defiende descaradamente la gracia cinematográfica en un momento de turbulenta inquietud. Da prioridad a los sentimientos que se dan a conocer en momentos de reflexión tranquila, en la tranquila oscuridad de la noche, entre las ansiosas miradas de "reuniones en estacionamientos" clandestinas.
Mientras que en el pasado, las obras de Swift han tendido a golpear con eufemismos en lugar de con declaraciones contundentes y audaces, hay una frescura directa en algunas de las canciones aquí. Donde una vez estuvo temblorosa con metáforas y fue víctima de letras “falsas”, parece suavizar los giros de su composición lírica, convirtiendo su ya magistral narración en un juego aún más hábil de decir lo máximo con la menor cantidad de palabras.
El ritmo suave y pausado de las canciones mientras cuenta sus historias en metáforas ricas y ocultas nos muestra un lado inesperado de ella, uno que ahora aprecia los matices de la vida y acepta que no todo es sencillo. Desde vals retorcidos hasta pop inspirado en los 80, su repertorio musical se ha expandido a direcciones inesperadas, y ella también ha crecido, para ser más contundente, más disculpa y, al mismo tiempo, más autorreflexiva.
La belleza sonora de 'folklore' realmente viene en 'Exile'. Otra canción producida por Jack Antonoff, el dúo centelleante de Swift con Justin Vernon (Bon Iver) nos lleva de vuelta a las hermosas armonías en su dúo 2012 con Gary Lightbody de Snow Patrol en 'Red'. Tomado línea por línea, la letra conversacional del dúo apasionado de Swift y Bon Iver, un monstruo hermoso, invernal y torturado de una canción, parece ser contada desde la perspectiva de dos amantes que se alejan de una relación vertiginosa justo antes de ser atrapados en algo ineludible.
Eso solo es un nuevo terreno para ella: donde solía sumergirse de todo corazón en cosas que sabía que la lastimarían, las letras resultantes eran una catarsis necesaria mientras buscaba las piezas de sí misma perdidas en el mar, ahora es cuidadosa, calculada, protegida con su corazón. En el fondo, la canción es más de Swift cerrando el capítulo en la última década, mirando hacia atrás en sus relaciones pasadas con el beneficio de la retrospectiva y la madurez, prometiendo no volver a cometer los mismos errores. El poderoso puente nos trae lo que es un obvio guiño a 'If This A Was A Movie': de hecho, ella ha visto esta película antes en sus últimos seis álbumes. Y nunca le gustó el final.
Son estas nuevas perspectivas las que le dan a este disco una nueva dimensión a diferencia de cualquiera de sus otros. Más abajo en la lista de temas hay 'illicit affairs', un seguimiento brillante de 'this is my trying', que logra convertir una historia de infidelidad, una que 2006 Taylor habría condenado explícitamente, en una historia de apasionado, amargado, amor dentado Del mismo modo, 'Betty', cuyas armónicas te llevan casi a las lágrimas mientras Swift pinta una imagen de un triángulo amoroso sáfico a través de la lente de la adolescencia ingenua, describe una complicada historia de engaño y enredo emocional que termina en desamor y sueños rotos. Escuchar la letra de "august" se siente casi valioso, ya que nos inclinamos para escuchar todas las historias que Swift de la "era inocente" habría mantenido en secreto.
Inmediatamente notable es que no hay canciones por excelencia "pop" en este álbum. Hay suficiente material para que pueda flotar alrededor de su habitación con un anhelo de vestimenta blanca, para sentarse y pensar en las relaciones pasadas, para mirar la vida en el retrovisor, preguntándose cómo serían las cosas si se hubieran hecho de manera diferente, pero nada para bailar y pretender como si todo estuviera y vaya a estar bien.
Podría decirse que no necesitamos esto. Vendrá, Swift, una vez que hayamos hecho las paces con la batalla dentro de nosotros mismos. En pocas palabras, 'folklore' es un golpe de velocidad. Es una pequeña astilla de familiaridad y nostalgia que transmite apertura sin resentimiento, burla o representaciones unilaterales, y encuentra que Swift finalmente se compromete a arrojar el sonido impetuoso y poppy a favor del suave resplandor tonal de la reverberación y la contemplación.
Pero los fanáticos de '1989', 'Reputation' y 'The Archer' en Lover, estarán encantados de escuchar que el drama sintético y endulzado y las voces entrecortadas de antaño ('Wildest Dreams', 'Getaway Car', 'Dress') una vez más volví a la lista de canciones de Taylor Swift en serio, aunque enterrada bajo una capa de brillantes guitarras y pianos sonoros, 'folclore' de hecho hace honor a su título al carecer por completo de ritmos más rápidos que el de “invisible string”, y presenta a Swift casi como un libro de cuentos para niños: melódicamente fresco, líricamente desnudo.
La inclinación de Swift por mezclar los últimos remanentes de sus raíces country con un toque más moderno brilla a través de las potencias de sintetizadores 'this is me try' y 'mirrorball', los niños etéreos del álbum. 'my tears recochet' es una canción igualmente suave con toques de sintetizador pop que son un poco más sutiles, y según Swift se trata de "un torturador amargado que aparece en el funeral de su objeto caído de afecto". Y 'hoax', casi por completo en piano, saca el álbum con un susurro, la voz de Swift se acerca a las notas suaves del piano que suenan casi como si se alejaran de puntillas mientras toca esas notas finales, murmurando para siempre.
Y 'cardigan', que pide un asiento en su propia mesa, es una tranquila canción de amor de esperanza. Parte de "la colección de tres canciones a la que ella se refiere como "El triangulo amoroso adolescente", que "explora un triángulo amoroso desde las perspectivas de las tres personas en diferentes momentos de sus vidas", cardigan se "inspiró en la sensación de aislamiento y cómo es liberador y aterrador y te hace recordar".
Las imágenes, un cruce oscuro y tormentoso entre 'Out Of The Woods' y 'Safe And Sound', ve a Swift agarrándose a su piano, a punto de ser arrastrada por una tormenta en medio del mar. Pero el video, en cambio, tiene un final feliz: Swift escapa de las aguas turbulentas al subirse al reino mágico de su piano, que se abre a una habitación tranquila iluminada solo por la luz de las velas. Se pone su cardigan desgastado y se sienta delicadamente junto a su piano.
Por un momento aislado, ella encuentra la paz.
9/10
Escrito por Valerie Magan para clashmusic.com
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